En el corazón de la provincia de Jaén, donde los olivares dibujan un tapiz verde infinito y las montañas de Sierra Morena y Cazorla parecen tocar el cielo, se encuentran dos pueblos que parecen sacados de un sueño. Baños de la Encina y Segura de la Sierra, ambos galardonados en los recientes Premios “Jaén, paraíso interior” 2024, son algo más que bellos destinos turísticos. Son lugares donde la historia y la naturaleza susurran al oído del viajero, transportándolo a épocas pasadas y ofreciéndole un refugio de tranquilidad y belleza.
Baños de la Encina: Un remanso de tiempo bajo el sol andaluz
Baños de la Encina se alza orgulloso entre suaves colinas, custodiado por uno de los castillos más antiguos de Europa, el Castillo de Burgalimar, también conocido como el Castillo de los Siete Reyes, ya que fue testigo de los reinados de siete monarcas cristianos que intentaron tomarlo tras la conquista árabe. Este imponente fortín, con sus 15 torres almenadas que parecen desafiar el paso del tiempo, es uno de los mayores tesoros de la provincia y uno de los principales motivos por los que el pueblo ha sido reconocido a nivel nacional.
Castillo de Burgalimar
Sin embargo, no es solo la fortaleza lo que hace de Baños de la Encina un lugar especial. Pasear por sus calles es un viaje a otra época. Las fachadas encaladas de las casas, las rejas de hierro forjado y los pequeños detalles en las puertas de madera cuentan historias de tiempos pasados. Al final de cada callejón, las montañas de Sierra Morena y el embalse del Rumblar se extienden como un paisaje pintado por la naturaleza, ofreciendo un contraste de colores entre el verde de los olivares y el azul profundo del agua.
Este entorno natural es perfecto para aquellos que buscan aventura. Desde el embalse, se pueden practicar deportes acuáticos como el piragüismo, o aventurarse por las rutas de senderismo que recorren la sierra, donde cada rincón esconde una nueva vista espectacular. También es un lugar ideal para los amantes de la fauna, pues no es raro avistar águilas reales sobrevolando el horizonte o grupos de ciervos al amanecer.
Embalse del Rumblar
El casco histórico de Baños de la Encina guarda otros secretos, como la Iglesia de San Mateo, una joya arquitectónica que combina elementos renacentistas y góticos. En su interior, la serenidad de sus bóvedas invita al recogimiento, mientras que el retablo mayor, con sus intrincados detalles, revela la devoción y el arte de generaciones pasadas.
Segura de la Sierra: Poema de piedra y paisaje
Si Baños de la Encina es un remanso de historia, Segura de la Sierra es pura poesía. Enclavado en las estribaciones de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, este pueblo parece colgado en la montaña, mirando con orgullo a los valles que se extienden bajo sus pies. Desde lo alto, la fortaleza musulmana que corona el municipio actúa como un faro que atrae a los viajeros a sus puertas. Este castillo, con sus muros centenarios y sus torres desde donde se puede observar el horizonte hasta perder la vista, es un testigo silencioso de la rica historia de la región, desde la dominación árabe hasta las luchas de la Reconquista.
Segura de la Sierra
El visitante que se adentra en Segura de la Sierra pronto se siente atrapado por su atmósfera casi mágica. El entramado de callejuelas, estrechas y serpenteantes, es una invitación a perderse entre las casas de tejas rojas y muros blancos. Las pequeñas plazas, adornadas con fuentes y rodeadas de macetas llenas de flores, ofrecen una paz que solo puede encontrarse en los pueblos de montaña. En este rincón del mundo, el tiempo parece fluir de manera distinta, como si Segura hubiera encontrado una forma de detener el reloj. Enclaves como la calle de los Caballeros Santiaguistas, los Baños Árabes, las murallas y sus puertas, o la imponente Fuente Imperial cautivan al visitante. No puede faltar una visita a la iglesia de Nuestra Señora del Collado.
Iglesia de Nuestra Señora del Collado
Este pueblo no solo destaca por su belleza, sino también por su legado literario. Aquí nació Jorge Manrique, uno de los poetas más insignes de la literatura española, autor de las célebres Coplas por la muerte de su padre. Pasear por Segura de la Sierra es también pasear por la inspiración de su poesía, donde la naturaleza salvaje y la historia se entrelazan para formar un paisaje que invita a la contemplación.
Jorge Manrique y El Yelmo
Los alrededores de Segura son igualmente impresionantes. El Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Sus senderos, rodeados de pinos y encinas, conducen a rincones que parecen intactos desde tiempos inmemoriales, donde es posible escuchar el canto de los pájaros o el susurro del viento entre los árboles. Las rutas de senderismo, como la del Río Borosa, son perfectas para quienes buscan conectar con la naturaleza y disfrutar de paisajes que parecen sacados de una postal.
Un legado y un destino inmortalizado en el tiempo
El reciente reconocimiento a Baños de la Encina y Segura de la Sierra en los Premios “Jaén, paraíso interior” 2024 es un tributo más que merecido a estos dos enclaves. No solo por su extraordinaria belleza, sino por el alma que se respira en cada rincón de sus calles, en cada mirada hacia sus paisajes y en cada historia que sus piedras cuentan. Estos pueblos son testigos silenciosos de siglos de historia, pero también son promesas de futuros recuerdos para quienes tienen la suerte de descubrirlos.
Mirador del Yelmo en Segura
En Baños de la Encina, el viajero encuentra la paz de los valles y el eco de las batallas de antaño. En Segura de la Sierra, se siente la poesía de los montes y la quietud del alma. Ambos pueblos son, sin duda, las joyas eternas de Jaén, destinos que, como el buen vino, mejoran con el paso del tiempo, atrayendo a quienes buscan en ellos una conexión auténtica con la historia y la naturaleza.
Vista panorámica de Baños de la Encina
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